Cancha “LA DOCE” es un proyecto colaborativo, parte de una red y una propuesta de cambio que surge de la necesidad de desarrollar espacios públicos de calidad en zonas marginadas en diversas ciudades del mundo. El fútbol como deporte es uno de los más queridos, más jugados y tal vez el que cuenta con más seguidores a escala mundial. Es una forma de conectar con nosotros mismos y con los demás.
Participar, observar y convivir son actividades que nos permiten ver más allá de lo obvio y de todo aquello que podría rodear a este deporte, el fútbol se atisba entonces como una construcción social, un pasatiempo que permite la vinculación a través del juego, un evento que no distingue clases sociales y concede a quienes forman parte de ese momento, la posibilidad de integrarse como un equipo, de ser parte de algo más grande que “ellos”.
El manifiesto que se integra en los párrafos anteriores se toma como base de una propuesta para un proyecto colaborativo: Cancha “LA DOCE”, que parte de la misión y visión de love.fútbol, una Organización sin Ánimo de Lucro, que representa un proyecto que desde hace 20 años hace posible, mediante la gestión y patrocinio de diversas entidades la restauración y recuperación de canchas deportivas en desuso en zonas marginadas de las ciudades a nivel mundial, permitiendo reintegrar espacio público de calidad a las comunidades donde se interviene.
De esta idea surge la colaboración entre love.fútbol y All Arquitectura, uno como el promotor, el segundo como el intermediario quienes tuvieron el apoyo de Novaceramic. En esta ocasión y con el patrocinio del Manchester City, equipo de la liga inglesa de fútbol se inicia con el desarrollo del proyecto. Como parte del proceso, la integración de socios locales es fundamental para el quehacer de love.fútbol, es por esta misma razón que se integra a NATLIK, asociación civil como interlocutora local en la comunidad.
El proyecto se sitúa en el municipio de Valle de Chalco, regresando a la comunidad un espacio vital localizado en uno de los municipios con más alta marginalidad y con uno de los índices de violencia más altos al oriente de la ZMVM, en el Estado de México. Valle de Chalco como el destino de muchos grupos indígenas provenientes de todas las regiones del país, ciudad dormitorio que revela uno de los problemas más complejos de las ciudades contemporáneas. Un crisol de raíces que representa un reto hacia la construcción de la identidad social y la relación con el espacio de la propia comunidad.
De esta manera, “LA DOCE” se traduce en colaboración, esfuerzo coordinado y alianza de diseñadores, arquitectos, artistas, organizaciones civiles, y vecinos, que en una congregación de propuestas y trabajo social se traducen en un proyecto que resume y trata de lograr la integración de un colectivo fracturado.
El proyecto se concibe como dos espacios independientes que más allá de experimentarse aislados, se vinculan a través de las actividades que contienen. Una cancha de 15m x 25m como eje compositivo, parte esencial del proyecto que plantea su relocalización de acuerdo al eje Norte-Sur, permitiendo un mayor uso de esta a lo largo del día. Alojado entre las calles Sur 11 y Sur 12, el predio a intervenir ofrece la oportunidad de lograr la conexión entre ambas vías, permitiendo que el usuario pueda hacer uso del mismo espacio como vínculo, obedeciendo a los trayectos de gente a través del espacio y áreas circundantes.
Un pabellón abierto remata en una de las aristas de la cancha, bajo una gran techumbre se integran: área administrativa, bodega, sanitarios, área de box, junto a un área de usos múltiples que permitirá la constitución de talleres, clases y exhibiciones que podrán llevarse a cabo en cualquier momento del día no importando las condiciones del clima. Este pabellón como unión de los predios colindantes: una biblioteca en abandono y un predio deshabitado, con la intención de una gestión a futuro que logre relacionar e integrar ambos predios al proyecto. Una plataforma de concreto, vestigio de la cancha original se aprovecha como una gran plaza pública donde se pueden ofrecer, mediante representaciones artísticas la perspectiva y experiencias de los muchos orígenes étnicos de los que se estructura Valle de Chalco.
El diseño integra una gran área permeable que permite la filtración del agua de lluvia y de esta manera el reabastecimiento de la histórica Laguna de Xico. El proyecto obedece a las necesidades siempre cambiantes de una zona históricamente importante para la Ciudad y el Valle de México que a través de su gente y su carácter forma parte de una periferia siempre presente, indomable, pero con los brazos siempre abiertos.
Créditos
Equipo de diseño y ejecución: Josemaria Quintanilla, Salvador Guardado, Alejandro Guardado y Eduardo Ugalde
Diseño de iluminación: Brenda Castillo García